• julio 13, 2017

¿Cómo elegir un coach? ¿Es coaching lo que me conviene?

Cómo delimitar la línea entre coaching y terapia para conseguir mejores resultados

¿Cómo elegir un coach? ¿Es coaching lo que me conviene?

¿Cómo elegir un coach? ¿Es coaching lo que me conviene? Una amiga y lectora, en una de las entradas del blog envío este comentario hace unos días:

“Hola, Belén: parece que el coaching es recomendable para cualquiera que busque brillar en la vida, pero ¿cómo saber si determinado profesional es el que le conviene a uno?, ¿y cómo saber además si no se recomendaría coaching? Sé de quién ha tenido alguna experiencia que dejó bastante que desear”

La verdad es que para nosotros, los Psicólogos Coaches, es fácil poder distinguir qué profesional puede convenir en cada caso y para quién, pero me imagino que para los ajenos a la materia tiene que ser francamente difícil.

El público en general no tiene porqué distinguir las diferentes cualificaciones y acreditaciones tanto de la psicología como del coaching y más si tenemos en cuenta que son muchos los profesionales que pueden intervenir o acompañar a las personas a través de distintos procesos: terapia, consultoría, enseñanza, mentoring, counselling, entrenamiento o asesoramiento.

Si nos referimos a la intervención del coach como profesional del coaching, a día de hoy, no hay límites para entrar, ni una clara legislación. Cualquiera puede llamarse “Coach” y más si nos referimos a las distintas acepciones de la palabra coach. Por otro lado, existe una amplia oferta de programas de coaching de los que algunos no son más que cursos de pocos días que unidos al pago de unas tasas recibes un “Certificado de Coach” de valor muy cuestionable.

Esta confusión nos lleva a guiarnos por títulos sensacionalistas a la hora de elegir a un profesional y, por desgracia, yo también conozco gente que ha tenido muy malas experiencias e incluso desenlaces desafortunados después de hacer algo bajo la etiqueta “coaching” o por no ser “clientes aptos para el coaching”.

Por eso, hoy quiero responder a sus preguntas con una serie de criterios con el deseo de que resulten útiles a todos aquellos que, como bien dice mi amiga “Busquen brillar en la vida” desde el coaching profesional y de calidad.

¡Va por ellos y por ti!

Tu primera pregunta: ¿Cómo saber si determinado profesional es el que le conviene a uno?

Con idea de simplificarlo, voy a establecer lo que para mí serían unos puntos básicos a la hora de elegir un Coach:

1- Asegúrate de que dispone de alguna credencial o certificación reconocida, activa y en vigor.

En España actualmente existen tres instituciones independientes, que se encargan de regular el ejercicio de la profesión: ASESCO, AECOP e ICF. Puedes consultar en sus web si la certificación de ese coach es la que dice y está en vigor.  De momento la más reconocida mundialmente es la International Coach Federation – ICF por sus siglas en inglés que cuenta con representación local en España. Que el profesional cuente con esos criterios de calidad y homogenización no es suficiente pero no deja de ser una garantía si se tiene en cuenta que muchas personas se presentan como coaches sin ni siquiera haber realizado ninguna formación acreditada, sin ningún examen o filtro de entrada y mucho menos sin ningún tipo de  supervisión en su hacer profesional.

ICF además establece tres grados: ACC para coaches con 100 horas de desempeño profesional, PCC para 750 horas (desde hace un año 500 horas) y MCC para 2.500 horas, además de unos requisitos de renovación como la formación continua y supervisión, lo que permite contrastar su experiencia como coach.

2- Pídele referencias profesionales de otros clientes

Aunque los procesos de coaching son absolutamente confidenciales. hay clientes a los que no les importa dar su opinión de su experiencia o de los resultados conseguidos con ese coach. Aunque la mayoría no quieran dejar su testimonio en la web, si están dispuestos a dar referencias puntuales. No te limites a leer testimonios y habla con aquellas personas que sean o hayan sido sus clientes y pregúntales cómo les ha ido. Incluso pídele que te de referencias de procesos lo más similares al tuyo.

3- Conócele antes de comprometerte

Muchos coaches ofrecen una primera sesión de prueba sin coste ni compromiso. En ella podrás constatar en qué consiste la metodología, si es coaching lo que necesitas y estás buscando, si te puedes beneficiar de un proceso de coaching. También saber si te sientes cómodo con esa persona y en un entorno seguro en el que puedes hablar de todo o cuestionarte cualquier cosa sin miedo de ser juzgado. Esa sesión debe permitirte despejar cualquier duda antes de comprometerte.

4- Lee con detenimiento el acuerdo de contrato y pregunta cualquier duda antes de comenzar

La relación entre Cliente y Coach es una relación de confianza y transparencia. Generalmente antes de iniciar un acuerdo de trabajo el Coach presentará un contrato al cliente especificando todos y cada una de los acuerdos y compromisos a los que han llegado, con el fin de dejar claro por ambas partes el marco de actuación. Este acuerdo o contrato escrito debe al menos incluir: el número de sesiones, su duración y frecuencia, precio, medio o lugar a realizar las sesiones, en que van a consistir, el código ético y deontológico con el que se compromete el coach, así como los datos del coach y del cliente y las cláusulas correspondientes de la LPDP. Una relación de Coaching puede ser interrumpida unilateralmente por el cliente o bien por el coach, en el contrato de trabajo deberá de estar reflejada la forma y motivos de rescindir el contrato. También debe reflejar por escrito su compromiso absoluto de confidencialidad.

Tu segunda pregunta: ¿Y cómo saber además si no se recomendaría coaching?

La mayoría de los coaches no tienen una carrera de psicología o formación de base comportamiento humano y la mayoría de los programas de formación en coaching son cursos cortos que tampoco la contemplan. Aunque el coaching está orientado para población no clínica, la realidad es que algunos acuden al coaching por tratarse de una intervención socialmente más aceptada que la terapia. De hecho, algunos estudios señalan que entre el 25% y el 50% de los clientes de coaching presentan problemas mentales clínicos (Green et al., 2005; Spence y Grant, 2005).  Lo que supone una preocupación importante para psicólogos y profesionales de la salud mental.

Existe una estrecha relación entre Psicología y coaching, ya que en las sesiones se trata con cogniciones, emociones, actitudes, y conductas; todas ellas variables psicológicas. El coach puede realizar esas funciones siempre que no recurra a elementos de terapia, lo que en ocasiones resulta difícil ya que la línea entre coaching y terapia puede ser difícil de delimitar. La psicoterapia se utiliza para tratamientos patológicos y el coaching para la mejora de las competencias y experiencias vitales del individuo.

Muchos coaches desconocen que la mayoría de las técnicas que se utilizan en coaching proceden de la psicología clínica y,  si bien es cierto que cualquiera las puede aplicar, lo importante es que sepan diferenciar con quién se pueden utilizar o con qué fin.

Un criterio para diferenciar a un cliente de coaching o de psicoterapia es conocer su nivel de patología y funcionalidad. Los clientes de coaching suelen ser individuos con bajos niveles de patología y altos niveles de funcionalidad, mientras que los que asisten a terapia generalmente tienen problemas psicopatológicos y baja funcionalidad. Pero sí es cierto que algunos clientes con problemas patológicos o baja funcionalidad buscan ayuda en sesiones de coaching. En estos casos, y en aquellos de posiciones intermedias, difíciles de delimitar, el psicólogo (clínico o no) puede aportar un valor diferencial para el ejercicio del coaching, pues está capacitado para evaluar y valorar esos niveles de patología o funcionalidad en cada caso y, por tanto, más cualificado para intervenir (si a la vez es psicólogo clínico) o saber derivarlos si lo considera preciso. Lo que no implica excluir a otros coaches profesionales de otras aproximaciones al coaching.

Querida lectora, espero haber respondido a tus preguntas. Y al resto, si os ha gustado, os animo a que lo compartáis o ampliéis con algún comentario.

¡Hasta la próxima!

Belén San Miguel

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