Cómo escuchar para superar la adversidad día a día
Hace poco le pidieron consejo al neurólogo y psiquiatra Boris Cyrulnik, el mayor experto en resilencia -es decir, la capacidad de superar la adversidad-, sobre cómo hacerse resistente a la amenaza del coronavirus. Quién afirmó que, ante la situación de incertidumbre que estamos viviendo, resistirán mejor al “machaque psicológico” aquellos cuya fortaleza se base en estos 3 factores:
- Confianza en sí mismos
- Dominio del lenguaje que les permita expresar lo que les pasa
- Y tener a alguien a quién contárselo; es decir, una red afectiva de familiares y amigos
Para quien cuente ya con esos recursos será algo más sencillo, pero la realidad es que desarrollar esas habilidades para conectar y relacionarse en armonía con uno mismo y con los demás, no es tarea fácil. Y lo observo cada día en las demandas de los clientes -en su mayoría personas muy habilidosas y competentes que apuestan por su excelencia- cuya prioridad en sus procesos de Coaching es la de mejorar sus relaciones personales y profesionales.
Tener o no habilidades sociales determina la calidad de las relaciones laborales y personales, con la familia, los amigos y todas las personas del entorno. Lo que no deja de ser una fortaleza que, a su vez, mejora la confianza en uno mismo.
Las personas que tienen buenas habilidades sociales saben construir, mantener y cuidar sus relaciones, su red afectiva, y además son capaces de sacarle mayor provecho a la misma, pues son personas que reciben más afecto, cariño y atención de los demás. Mientras que, aquellas que tienen pocas habilidades sociales a menudo son rechazadas, ignoradas o apartadas.
Aprender a relacionarse depende en gran parte de un conjunto de conductas y aptitudes aprendidas durante la infancia y adolescencia; pero, aunque los primeros años son más relevantes, lo bueno es que son capacidades que se aprenden durante toda la vida a través de la práctica y experiencia.
El arte de saber escuchar
De todas estas conductas y aptitudes de la comunicación humana, me gustaría resaltar aquí la que puede tener mayor impacto a la hora de contar con esa red de apoyo afectivo, la de ESCUCHAR . El psicólogo Daniel Goleman divulgó el arte de saber escuchar como una de las principales habilidades de las personas con altos niveles de inteligencia emocional. La considera como la primera de las aptitudes que determinan el manejo de las relaciones, lo que posibilita comprender a los demás, en lo que se incluye percibir sentimientos y perspectivas ajenas, e interesarse activamente por sus preocupaciones.
Las personas dotadas de esta aptitud:
- Están atentos a las pistas emocionales.
- Muestran sensibilidad hacia los puntos de vista de otros y los comprenden.
- Brindan ayuda basada en la comprensión de las necesidades y sentimientos de los demás.
Stephen Covey, autor del “bestseller” “Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva», escribe: “Tenemos tendencia a precipitarnos, a arreglar las cosas con un buen consejo. Pero a menudo no nos tomamos el tiempo necesario para diagnosticar, para empezar a comprender profunda y realmente el problema…. Si yo tuviera que resumir en una sola frase el principio más importante que he aprendido en el campo de las relaciones interpersonales, diría: procure primero comprender, y después ser comprendido. Este principio es la clave de la comunicación interpersonal efectiva… La aptitud para la comunicación es la más importante de la vida.
Según Covey, cuando otra persona habla, por lo general, la “escuchamos” en uno de los cuatro niveles siguientes:
- Podemos estar ignorándola, no escucharla en absoluto.
- Podemos fingir. “Sí. Ya, Correcto”.
- Podemos practicar la escucha selectiva, oyendo sólo ciertas partes de la conversación.
- Finalmente, podemos brindar una escucha atenta, prestando atención y centrando toda nuestra energía en las palabras que se pronuncian.
Pero, muy pocos nos situamos en el quinto nivel, la forma más alta de escuchar, la escucha empática, que Covey identifica como “escuchar con la intención de comprender”.
Comienza por céntrate en la persona
¿Quieres realmente tener a alguien a quién contárselo? ¿Conectar con familiares y amigos? ¿Disfrutar de una verdadera red de apoyo afectivo? Pues comienza entonces por céntrate en la persona con la que hables para que se sienta escuchada, comprendida, no juzgada. Cultiva el silencio, la atención, la empatía, la apertura y la flexibilidad. Encontrarás entonces que lo que quieres transmitir llega a los demás, y que eres capaz de conectar y de comunicarte con éxito y en armonía con tus sentimientos.
Y lo mismo cuando retomes tu trabajo. El liderazgo es comunicación de uno en uno, o en pequeños grupos. Si no te has reunido recientemente con tu equipo, la próxima vez que lo hagas: Ante todo, ¡escucha! Y utiliza el “cara a cara” tanto como te sea posible.
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Muchas gracias y ¡Hasta la próxima!
Belén San Miguel
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