Sin darnos cuenta, cada vez que nos proponemos algo nos ponernos trabas con nuestro diálogo interior y los mensajes destructivos que nos lanzamos. No solemos ser conscientes de esos pensamientos automáticos de crítica, pero son los que acaban dañando nuestra autoeficacia, limitan nuestras acciones y frustran la consecución de nuestros logros. Por eso es importante, estar atentos a lo que nos decimos, abrir bien los ojos y saber cómo evitar estos dos engaños psicológicos que tanto nos limitan.
Somos tan duros con nosotros mismos que en ocasiones necesitamos protegernos con estos dos engaños psicológicos que consisten en 1) No Esforzarse y 2) Postergar. En realidad no son más que dos mecanismos de defensa que utilizamos para protegernos de momento, pero que a la larga nos limitan e impiden que consigamos aquello que deseamos.
Esos diálogos de autoexigencia, con los que sin saberlo nos boicoteamos, son los que nos impiden cumplir con algunos de los retos tan recurrentes con los que nos gusta comenzar el curso como bajar de peso, dejar de fumar, aprender un idioma, ir al gimnasio o comenzar cualquier nueva rutina.
¿Qué hay detrás de estos dos engaños psicológicos?
Simplemente evitar la ansiedad que nos genera nuestra propia autocrítica. Y para ello, nada mejor que estas magníficas estrategias de autoprotección o estos dos engaños psicológicos que tanto nos limitan: El de no esforzarnos o el de dejar lo importante para el último momento, es decir, el de postergar o procrastinar.
Se trata de dos engaños diseñados para evitar que nos culpemos a nosotros mismos cuando no conseguimos nuestros propósitos, aunque en realidad lo que conseguimos con ello es justo lo contrario: que el fracaso sea más probable.
Una forma de poner obstáculos a nuestro rendimiento, de auto sabotearnos, es sencillamente no esforzarnos. Un juego muy recurrente que sale en las sesiones de coaching y del que no solemos ser conscientes de entrada. Si no entreno para un partido de pádel que tengo pendiente, si no le dedico tiempo a un examen o a un proyecto con fecha de entrega, podré achacar mis resultados a mi falta de práctica y no a mi falta de capacidad, porque nos duele menos decir: «no le he dedicado tiempo» que decir «no se me da bien» o «no me veo capaz».
Otra estrategia o engaño habitual, la de dejarlo todo para el último momento. Que viene a ser lo mismo. Si me equivoco en algo que no he empezado a preparar hasta el último momento, siempre podré atribuir el fracaso a la falta de tiempo o preparación y no a mi posible incompetencia. A mi me pasa con las maletas cuando me voy de viaje. Las dejo para el último momento y así, cuando se me olvida algo, me consuelo pensando «bueno, demasiado bien para el poco tiempo que le he dedicado».
¿Qué podemos hacer entonces para evitar esos dos engaños psicológicos ?
Ante todo, cambiar el modo de tratarnos en las conversaciones que tenemos con nosotros mismos. Las investigaciones llevadas a cabo por la psicóloga Kristin Neff ponen de manifiesto que nuestra capacidad para ofrecernos comprensión y afecto o tratarnos con amabilidad ante nuestros fracasos o imperfecciones es lo que nos permitirá lograr nuestros sueños. Ella misma nos propone muchas guías y ejercicios para conseguirlo.
Si queremos prosperar, tenemos que pensar en la manera de hacer mejor las cosas y en ese proceso es mejor no machacarnos con pensamientos destructivos. El camino del cambio puede ser más liviano si somos más amables y comprensivos. Podemos reconocer que la vida es dura y que los retos forman parte de la experiencia humana. Por suerte, el trato amable y el apoyo que nos podamos dar en esos momentos nos van a crear unos sentimientos positivos que son los que nos ayudarán a conseguirlo.
Necesitamos sentirnos seguros, tranquilos y capaces para dar lo mejor. Por eso, cuando intentamos motivar a las personas que queremos, solemos desvivirnos en hacerles ver que creemos en ellas y que cuentan con nuestro apoyo y cariño incondicional. Pero en cambio, con nosotros mismos tendemos a hacer lo contrario. Somos excesivamente críticos y autodestructivos ¿Qué te dices cuando te propones hacer algo diferente? ¿Cuándo te miras en el espejo por las mañanas? Esto es lo que más oigo en las sesiones cuando trabajamos con ese diálogo interior: “no estás a la altura”, “eres inútil”, “no vas a ser capaz”, “lo has intentado mil veces para nada” y cosas mucho más hirientes.
La autocrítica funciona hasta cierto punto
La autocrítica funciona, sino no la utilizaríamos. Lo único es que suele ser dañina. Al castigarnos constantemente con ese diálogo interior tan destructivo dejamos de creer en nosotros mismos y eso nos impide llegar tan lejos como podríamos.
Otro gran inconveniente es la ansiedad que nos genera. El miedo a que nos juzguen y a nuestros propios juicios puede ser muy debilitante. Se trate de hablar en público, hacer un examen o enfrentarnos a cualquier reto. La ansiedad que nos genera nuestra autocrítica no sólo nos distrae e interfiere en nuestra capacidad de concentrarnos, sino que además reduce nuestro rendimiento y nos impide dar lo mejor.
Evitar la crítica no es ser conformistas
El darnos apoyo o tratarnos de un modo amable no es dejar de ser competitivos o ser indulgentes con nosotros mismos. Muchas personas se resisten a la compasión hacia uno mismo porque piensan que significa ser permisivo con uno mismo. Pero ser compasivo con uno mismo significa que quieres una vida saludable y feliz. No es permitirte placeres inmediatos que pueden perjudicarte a largo plazo (como comer en exceso, tomar drogas, ser sedentario…), eso sería auto-indulgencia más que auto-compasión. A veces, invertir en salud y felicidad duradera implica una cierta cantidad de molestia, como dejar de fumar, hacer ejercicio, perder peso…
¿Quieres conocer tu nivel de auto compasión?
Elizabeth A. Pommier y Kristin D. Neff han desarrollado unas escalas de compasión y autocompasión. En este artículo encontrarás una traducción de estos test para que te hagas una idea de tus niveles de compasión y auto-compasión. A veces es más fácil pasar a la acción de la mano de un Psicólogo Experto en Coaching, PSEC©. Si estás dudando, ponte en contacto conmigo sin compromiso.
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