• mayo 23, 2014

Cómo ser ese líder al que todos quieren seguir.

“Las materias primas esenciales en las personas para liderar no son escasas"

Cómo ser ese líder al que todos quieren seguir.

¿Tienes personas a tu cargo? Si es así, ¿Qué quieres hacer diferente para ser ese líder al que todos, incluso tú mismo, quisiéras seguir?

Oímos hablar de que para ser productivos necesitamos contar con colaboradores motivados y comprometidos; no solo con su trabajo, sino también con las necesidades de la empresa, y el informe Gallup nos habla de un 87% de trabajadores hastiados y desenganchados. Por otro lado, numerosos estudios confirman la necesidad de ejercer un estilo de liderazgo específico, transformacional, como la única forma de conseguirlo y ser competitivos, tanto en mercados internos, como globales. (Sobre esto me gustaría compartir los hallazgos de este estudio reciente en el que se demuestra, una vez más, cómo la práctica de un liderazgo transformacional efectivo condiciona, en gran medida, la motivación intrínseca de sus seguidores y el rendimiento organizacional).

 Pero, ¿Realmente hemos llegado a interiorizar que el único modo de cambiar el compromiso y la motivación de nuestra gente es cambiando nuestro estilo de liderazgo? Pues a juzgar por el modo de quejarnos “de esos colaboradores tan poco comprometidos”, está claro que todavía no hemos tomado conciencia de nuestra parte de responsabilidad de esa escasez de compromiso. Ante muchas de esas quejas, siempre me viene a la cabeza el famoso verso del Cantar de Mio Cid: “Oh, qué buen vassallo, si oviesse buen señore” (“¡Ojalá que tuviese buen señor!” o “Sería buen vasallo si tuviese buen señor”).

También puedes estar pensando: “me gustaría ser es líder pero no tengo madera”, “esto es para las empresas grandes”, “para los de arriba”… Estas son algunas de las ideas preconcebidas que nos impiden asumir la necesidad de desarrollarnos cómo tales. Se ha debatido mucho sobre si los líderes nacen o se hacen. La mayoría de los investigadores no ignoran la posibilidad de que ciertos atributos de liderazgo sean innatos, pero las más completas afirman que existen otros muchos factores externos y de desarrollo.  Es más, “las materias primas esenciales en las personas para liderar no son escasas», lo vemos en muchas de las evaluaciones, por lo que «la falta de líderes es un reflejo de que se ha descuidado el desarrollo de esos otros factores externos. Lo que significa que para convertirte en ese líder al que la gente quiere seguir, puedes desarrollar esas habilidades de liderazgo; tanto si naciste con ellas, como si no. Y que si naciste con ellas pero no las desarrollas, no será suficiente.

Te propongo tres preguntas que puedes hacerte para valorar tu estilo de liderazgo, junto con algunas recomendaciones útiles para ser ese líder al que todos quieren seguir:

 1. ¿Tienes una visión que compartes y persigues activamente?

Se ha escrito mucho sobre las limitaciones del dinero para motivar a los trabajadores de hoy día. Sólo tienes que buscar en Google «Cómo motivar a los empleados sin dinero» y verás la cantidad de resultados. Para bien o para mal, la fuerza de trabajo ha cambiado y un salario ya no es suficiente para conseguir el compromiso o “el mejor esfuerzo” de los demás. Un error muy frecuente es confundir satisfacción con compromiso. Está demostrado que aquellos trabajadores afortunados que hoy en día cuentan con buenos salarios, beneficios sociales, seguridad en el empleo y buena conciliación, logran un alto grado de satisfacción pero, si la satisfacción no va acompañada de otra motivación, en vez de lograr mayor compromiso, lo que generan son actitudes acomodaticias y de queja constante. Los trabajadores quieren sentir que forman parte de un proyecto, saber que su trabajo cuenta, desean una visión que les obligue a dar su mejor esfuerzo para lograr ese objetivo aparentemente insuperable.

 En pocas palabras, la visión es como una foto del futuro preferido. Te puedes ver ganando un partido, construyendo  una catedral, lanzando una idea o erradicando una enfermedad, la imagen que acompaña a ese futuro es la fuerza impulsora que te motiva y te permite idear, planificar y trabajar duro para lograrlo. Los líderes  efectivos saben cómo aprovechar el poder de la visión para motivarse a si mismos y a los demás, cuando el dinero y beneficios son escasos, o incluso inexistentes. Un ejemplo claro lo tenemos en casi todos los negocios que empiezan sin apenas recursos o las startup de hoy día.

En palabras de John Maxwell, un líder es alguien que «conoce el camino, va por el camino y muestra el camino». ¿Tienes una visión? ¿Tus compañeros de trabajo y los empleados la conocen y creen en ella y en tu capacidad para llevarlos allí?

Nos puede gustar andar por andar de vez en cuando pero, incluso hasta cuando salimos a pasear, nos gusta saber que vamos a llegar a algún sitio. Si no, prueba a decirle a un niño: “vamos a pasear- ¿por donde?- por ahí”, se cansará y protestará antes de salir de casa.

2. ¿Predicas con el ejemplo?

Otro de los grandes secretos para ser un líder eficaz es delegar de un modo eficaz: saber a quién confiar las responsabilidades y cuando, para maximizar sus talentos y su productividad. La delegación eficaz  comienza por contratar a las personas adecuadas y formarlas en la cultura de la empresa (en definitiva: que conozcan y compartan la visión). Su nivel de cumplimiento será directamente proporcional a lo bien que les hayas enseñado, y a cuánto estés dispuesto a confiar en ellos.

Delegar también es esencial para ti porque te libera y permite  que focalices  tu  tiempo en tus talentos naturales, en aquello que te da energías  y permite sacar tu mejor partido. Dicho esto, que tu gente te vea trabajando, tanto con ellos, como ligeramente por delante de ellos. Lo que significa que a veces, hay que delegar y predicar con el ejemplo.

3. ¿Cómo manejas los problemas?

Compartes la visión de tu proyecto y has facultado bien a tu gente. Si has hecho bien los deberes – has elaborado un plan de negocio eficaz y seleccionado a las personas adecuadas para ayudarte – es de esperar que las cosas vayan muy bien pero eso no significa que no vayan a surgir problemas. Siempre surgen. Lo importante es cómo los manejes. Y el cómo los manejes dirá mucho más de ti cómo líder que el cómo manejes el éxito. En situaciones de presión es cuando nos damos a conocer. Si exprimes una naranja ¿Qué es lo que sale? zumo de naranja. Lo mismo nos ocurre a nosotros. Lo que llevamos dentro es lo que expulsamos inevitablemente cuando nos presionan. Con este post no puedo proveerte  de paz interior (lo siento) pero si proporcionarte algunos consejos útiles para lidiar con las decepciones del día a día,  sin poner en riesgo ese estilo de liderazgo que la gente quiere seguir:

–  Cuando se trate de una crítica o corrección, “mide dos veces, antes de cortar, no vayas a estropear la tela”. Incluso cuando se trate de algo tan prioritario como los resultados del negocio, piensa que es la regla de oro que siempre se aplica, especialmente cuando estés a punto de estallar. Si la crítica o corrección es grave, tómate un descanso – ve a darte un paseo  corto o distráete – antes de “soltar tu parte”. Recuerda, que ese empleado no quería cometer ese error; y que es probable que esté tan frustrado consigo mismo, como tú con él. Y que mañana tendrás que trabajar con él.

–  Cuando se trate de reconocer a quienes lo hacen bien, elógiales siempre. Ni siquiera el dinero tiene el poder de motivar como el reconocimiento público por un trabajo bien hecho. Tampoco  esperes “una actuación estelar” para hacerlo pues puedes perder oportunidades de cosas menores o de reconocer a alguien que generalmente no destaque. Proponte el ¡Píllalos haciéndolo bien! Hasta a tu peor gente, alábalos públicamente y verás cómo sus actitudes cambian. Ojo con los elogios gratuitos o poco sinceros, la manipulación y la falsedad se reconocen con mucha facilidad. Desacreditan a quien los utiliza y dañan la confianza. Que tus reconocimientos sean generosos, a la vez que genuinos y sensatos.

 – Cuando sea posible, personaliza tu alabanza. Somos diferentes y por lo tanto, no respondemos igual a los reconocimientos  en  público. Busca en cada uno el mejor modo de mostrar tu aprecio por ese trabajo bien hecho.

«Los líderes no nacen, se hacen. Y se hacen al igual que cualquier otra cosa, trabajando. Y ese es el precio que tendremos que pagar para lograrlo. ¿Conoces a algún deportista de élite que no entrene a diario?

 Puede que veas posible cambiar tu estilo de liderazgo pero no lo veas necesario. Algunos jefes de equipo o gerentes no ven la necesidad de cambiar porque no se dan cuenta de que sus más allegados están percibiendo y valorando su modo de liderar como incorrecto o inadecuado. “Una de las tareas más difíciles del liderazgo es entender que no eres lo eres, sino lo que es percibido por otros». ¿Cómo nos perciben o valoran como jefes o líderes? ¿Sabemos qué conductas nos acercan o alejan de ese estilo de liderazgo? ¿Por qué dejan de seguirnos o abandonan? No nos engañemos, las estadísticas hablan por sí solas, la gente no se va de la empresa, se va del jefe.

Afortunadamente, hoy en día disponemos de herramientas para que de un modo rápido, económico y fiable podamos obtener toda esa información y actuar, sin esperar a que las cosas evolucionen por sí solas. Si quieres conocer y ayudar a tu gente a entender cómo ejercer el mejor liderazgo, en base a comportamientos y acciones observables, prueba a realizar el Sistema de Feedback 360º Checkpoint de Profiles International ™

 

Y si te ha gustado, te animo a que lo compartas o añadas algún comentario. algo que te haya resultado útil, difícil o algún aprendizaje que quieras compartir…

Muchas gracias y ¡Hasta la próxima!

Belén San Miguel

Si quieres ser un buen líder, nosotros te acompañamos. Todos tenemos recursos que si desarrollamos, nos permiten adquirir las habilidades necesarias para convertirnos en líderes eficaces.